jueves, 12 de abril de 2018

GOLPES


Ramiro, deberíamos dejarlo.
¿Dejar qué?
Lo nuestro.
¿Lo nuestro?
Ser novios, sí.
Silencio.
Mirada.
Ramiro...
No te he oído.
Sí, sí me has oído.
Pues haré como si no.
Escucha...
No hace nada. Ni un gesto. Solo la mira.
Y sus ojos lo dicen todo.
Hablan por él.
Ojos como cárceles, ojos como pantanos, ojos oscuros, ojos herméticos, ojos implacables, ojos más que duros, ojos gélidos, ojos de luna muerta.
Ojos.
Ramiro, esto no puede seguir así.
¿Así, cómo?
Me estoy ahogando.
¿Te estás ahogando?
Sí.
Vaya.
Crees que me quieres, pero no es así. Te... te has obsesionado.
Me he obsesionado contigo, repite él despacio.
Sí. Ni siquiera me ves como soy, solo como quieres que sea.
¿Es malo querer que seas perfecta?
¿Perfecta para quién? ¿Para ti?
Yo quiero ser perfecto para ti.
Pues no lo eres.
Mejorará.
No, ya no, por favor...
No quiere llorare Tiene las manos unidas, forman una bola. Nudillos blanqueados. 0 es fuerte, o...
¿Quieres dejarlo?
Sí.
¿Me quieres y vas a dejarlo?
Ramiro...
¿Qué, Marga?
Hablémoslo.
No hay nada de que hablar.
No vas a dejarme, cariño.
Por favor, no lo hagas más difícil.
¿Quieres dejarme y tengo que ponértelo fácil, sonreír, darte una palmada de ánimo en la espalda, desearte suerte, ser amigos y todo eso?
Sería lo mejor.
Los ojos de Ramiro pasan del hielo al fuego.
Su cuerpo, de la calma al vértigo.
Su mente estalla.
El primer puñetazo es en el estómago.
Se le corta la respiración, se dobla sobre sí misma, dilata los ojos.
Tan inesperado
¡Coño; Marga, coño, joder!
El segundo golpe, en la cabeza, la derriba.
Todo muy rápido.
Y la voz.
¡Coño, coño, coño, joder, joder, joder, Marga!
Llega la patada.
Le da de lado, porque instintivamente ya se está protegiendo. De lo contrario le habría alcanzado el pecho.
El pecho que tanto adora él.
¡Te quiero, mierda! ¡Te quiero...! ¡Mira lo que me estás obligando a hacer! ¡Te quiero y me vuelves loco!
Espera más, y más, y más.
Pero lo que hace Ramiro es echársele encima y empezar a besarla por todas partes.
Jadea.
No me hagas eso... No me provoques... Te quiero más que a nada en el mundo, más que... Por eso me pongo así. Yo... te quiero, te deseo... Solo te pido que lo entiendas.

Jordi Sierra i Fabra, Desnuda

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