domingo, 25 de diciembre de 2016

CAMPANAS DE NAVIDAD


Escuché el son de las campanas en la Navidad,
que tocaban los villancicos que tanto amaba;
y las palabras se repetían:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

Y yo pensé, llegado este día,
cómo los campanarios de toda cristiandad
habían repicado sin cesar
este canto de:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

Y así, repicando, cantando,
el mundo giraba de noche a día,
una voz, un repique,
un canto sublime de:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

Pero luego, lanzando sus malditos proyectiles,
los cañones tronaron en el Sur,
y con su estruendo
silenciaron los villancicos de:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

Era como si un terremoto hubiera desgarrado
los hogares de un continente,
dejando en desamparo
a quienes habían nacido confiando:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

En mi desesperanza incliné la cabeza;
"No hay paz en la tierra", pensé;
"El odio es fuerte
y hace burla de la canción de:
"En la tierra paz y buena voluntad para con los hombres".

Entonces retumbaron las campanas con más fuerza y profundidad:
"¡Dios no está muerto; ni duerme Él!
El Mal fracasará,
El Derecho prevalecerá,
"Con Paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres."

Henry Wadsworth Longfellow

                A continuación os dejo con el texto original de este poeta norteamericano y su versión musical:


CHRISTMAS BELLS

I heard the bells on Christmas day
Their old familiar carols play,
And wild and sweet
The words repeat
Of peace on earth, good will to men.

And thought how, as the day had come,
The belfries of all Christendom
Had rolled along
The unbroken song
Of peace on earth, good will to men.

Till ringing, singing on its way
The world revolved from night to day,
A voice, a chime, a
A chant sublime
Of peace on earth, good will to men.

Then from each black, accursed mouth
The cannon thundered in the South,
And with the sound
The carols drowned
Of peace on earth, good will to men.

It was as if an earthquake rent
The hearth-stones of a continent,
And made forlorn,
The households born
Of peace on earth, good will to men.

And in despair I bowed my head
“There is no peace on earth,” I said,
“For hate is strong
And mocks the song
Of peace on earth, good will to men.”

Then pealed the bells more loud and deep:
“God is not dead, nor doth He sleep;
The wrong shall fail,
The right prevail

With peace on earth, good will to men.”

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