domingo, 19 de abril de 2015

¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS?

Enviado por Jaime, B2C

Es una novela corta de ciencia ficción del subgénero cyberpunk del autor Philip K. Dick (1928-1982) publicada inicialmente en 1968. Fue adaptada libremente por Ridley Scott en la película Blade Runner de 1982 y ese mismo mundo distópico le sirve de base a Rosa Montero (Lágrimas en la Lluvia o El Peso del Corazón y alguno de sus relatos).

La acción se sitúa en un mundo cubierto de polvo radiactivo, tras una guerra nuclear que ha matado a casi todos los animales, por lo que la gente tiene animales eléctricos. El protagonista es Rick Deckard, un ex-policía y experto cazador de androides renegados, tarea a la que él mismo se refiere como retirar. En la historia tendrá que retirar a un grupo de androides de última generación, modelo denominado Nexus 6, que tienen como peculiaridad ser casi idénticos a seres humanos, que han llegado hasta la Tierra huyendo desde una colonia espacial debido a las terribles condiciones a las que estaban sometidos.

El tema principal en torno al cual gira toda la novela es el límite entre lo humano y lo robótico. A lo largo de esta narración vemos como va evolucionando la perspectiva de Rick hacia los androides. En un principio los considera meros objetos, pero más adelante, sobre todo tras conocer a Rachel Rosen y a Luba Luft, este desarrolla cierta empatía hacia ellos.

El autor nos sitúa en una sociedad en la que las personas pueden controlar su estado de ánimo a través de aparatos electrónicos y que cuidan de mascotas eléctricas como si fueran animales de verdad. La línea que separa la vida natural y artificial en esta obra es muy delgada y en muchas ocasiones resulta difícil distinguirla. Los androides, cada vez más perfectos y más humanos contrastan con una humanidad cada vez más mecanizada. El propio Rick admite haber conocido androides con más ganas de vivir que su mujer
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La novela nos sitúa en un futuro distópico donde la línea que separa la vida humana de la artificial es realmente delgada. Los androides, cada vez más humanos,  conviven con las personas en una sociedad cada vez más dependiente de la máquina, en la que incluso los sentimientos pueden ser manipulados a través de una “caja de empatía”.

Podemos diferenciar dos puntos de vista o actitudes con respecto a esta sociedad mecanizada en la que solo por medio de aparatos tecnológicos puede distinguirse a un humano de un androide. Por una parte tenemos a Rick Deckard, el cazarrecompensas. Este es perfectamente consciente de que los andys, como los llaman en la novela, son simples máquinas sin alma, o por lo menos eso es lo que piensa al principio. A medida que se va desarrollando la trama Rick llegará a dudar sobre la naturaleza del androide y su humanidad hasta el punto que duda si él mismo sea o no uno de ellos. En algunos capítulos, será John Isidore el que nos muestre su imagen del mundo como paria social. Isidore no distingue entre un organismo biológico y uno artificial, mostrando hacia ambos el mismo grado de empatía.

La novela presenta grandes diferencias con respecto a Blade Runner, película dirigida por Ridley Scott y cuyo argumento principal está basado en esta obra. Ambos tratan sobre el cazarrecompenesas Rick Deckard y su misión de atrapar a los Nexus-6 fugados, hasta ahí llegan las similitudes. En la película se le da un papel más protagonista a los androides y se centra en la relación entre el creador y su creación, tema que no se aborda en el libro. De igual manera, otros conceptos como el mercerismo o toda la importancia que se les da a los animales en la novela no se ven en Blade Runner.

Bajo mi punto de vista, creo que es una excelente novela que ningún amante de la ciencia ficción debería perderse. La ambientación decadente y postnuclear de un futuro indeseable convierte a la obra de Philip K. Dick, junto con la película que esta inspiró,  en uno de los precursores del género cyberpunk, característico por este ambiente futurista y degenerado.  Por lo tanto, si te gusta el género, este es uno de los líbros que deberías leer.

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