domingo, 7 de diciembre de 2014

EL FANTASMA DE MANHATTAN

En esta novela, Frederick Forsyth rescata a un personaje legendario de la literatura y el cine: el fantasma de la Ópera, creado por Gaston Leroux. Aprovechando la enigmática personalidad del atormentado ser que habita en los sótanos de la ópera de París, reelabora el mito del monstruo solitario, aislado del mundo a causa de su repulsiva fealdad.

La novela empieza con los primeros años de Erik Muhlheirn, el fantasma, en su lóbrego refugio del subsuelo parisino, donde, contra toda previsión, desarrolla una sensibilidad única para la música. Joven, incapaz de asumir su soledad, se enamora perdidamente de Christine, una de las cantantes. Movido por un deseo irreprimible, rapta a la muchacha. Pero sus planes, obviamente, están condenados al fracaso y Erik, prófugo de la justicia, debe abandonar Francia. Su huida lo lleva a Manhattan. En 1906, Muhlheim se ha convertido en un exitoso hombre de negocios. Sin embargo, siempre se mantiene oculto y nadie lo conoce, pues emplea a Darius para que aparezca al frente de su empresa. En esos años, Nueva York está creciendo muy rápidamente, y la ciudad quiere inaugurar el primer teatro de ópera. Erik ve la oportunidad de atraer a Christine para cantar en la primera función, y de esa manera tenerla cerca y tal vez reconquistarla. Lo que o sabe es que Christine se ha casado con Raoul y tiene un hijo. Su esposo y el niño la acompañan a Nueva York, donde tiene un enorme éxito en la ópera. Todo el tiempo Erik trata de estar lo más cerca posible, siempre sin dejarse ver. Solamente a través de un juguete (una caja de música con forma de mono que toca la pieza Masquerade y que proviene del sótano del teatro de París), Christine logra saber de la presencia cercana del fantasma y comienza a buscarlo...

Forsyth recurre a su estilo periodístico para ir concediendo voz a cada uno de sus personajes, de modo que cada capítulo está narrado en primera persona desde el punto de vista del que presenció lo que se está contando. Ha reformulado la historia original –aportando datos que cambian la versión anterior pero que encajan bastante bien con la historia- y se ha metido de lleno en la misma, integrando perfectamente datos históricos y reales con los personajes y hechos ficticios que se narran, donde por encima de todos destaca la figura de un misterioso hombre que apenas es vislumbrado y que posee una apariencia inaudita, siempre cubierto el rostro, así como una actitud esquiva e intimidadora.

                La historia de Forsyth parte en realidad del musical, El Fantasma de la Opera, de Andrew Lloyd Webber, quien comenzó a pensar en una secuela en 1990. Webber decidió que la acción debería situarse en Nueva York, a comienzos del siglo XX. Una de sus primeras ideas fue que el fantasma viviera en el parque de atracciones de Coney Island. Webber comenzó a colaborar con Frederick Forsyth en el proyecto, pero rápidamente descartó los primeros esbozos pues se presentaban muy complicados a la hora de adaptarlos a escena. Forsyth editó algunas de las ideas elaboradas junto a Lloyd Weber en la novela que comentamos, mientras que Webber retomaría el proyecto en 2006, dando lugar al musical Love Never Dies.

                Os dejo con un remix del Fantasma de la Opera de Webber, realizado por Lindsey Stirling:


                No podía evitarlo, es superior a mis fuerzas, la escena de Masquerade, grabada en el Royal Albert Hall de Londres, por el 25 aniversario de la comedia musical:

               
 Para terminar, el tema Love never Dies de la continuación de Webber:


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