miércoles, 19 de noviembre de 2014

EN RECUERDO DE JOSÉ MARÍA LATORRE

En memoria de mi paisano, fallecido el pasado viernes.

José María Latorre da la sensación de estar especializado en literatura de terror de corte gótico y maneja un estilo bien cuidado que recuerda a los grandes literatos ingleses, maestros de las buenas historias de fantasmas del siglo XIX.

LOS OJOS EN EL ESPEJO habla de como el egiptólogo John Hadley, después de la pérdida de su mujer Alice en un accidente de avión en mitad del océano, entra en una gran depresión y decide retirarse a una pequeña localidad cerca de Worcester llamada Blackdawn. Allí conoce a sus arrendadores, unos personajes un tanto extraños, que cuentan con unos hijos de personalidad inquietante. Pronto se ve envuelto en unos horribles hechos sobrenaturales que suceden en el interior de un antiguo caserón abandonado, cerca de dónde vive, un lugar llamado Blackdawn House, que en otro tiempo fue un manicomio y que saliendo ardiendo en extrañas circunstancias matando a todos sus inquilinos. Los muertos están muertos, se dice. Nada pueden contra los vivos, se equivoca. John Hadley, en uno de sus acercamientos a Blackdawn House, descubre un cementerio y encuentra una tumba abierta con su nombre inscrito en la lápida. Asustado, amenazado, llama a su amigo el famoso detective Henry Saville…, pues necesita ayuda.

Fenómenos sobrenaturales y esoterismo en un thriller que atrapa al lector desde las primeras líneas y que no permite un respiro de alivio hasta el final de la novela.

LA MALDICIÓN DE LA BANSHEE se presenta como una nueva obra atrapante, llena de intrigas y con ambiente céltico. Alice, la joven protagonista, criada en un orfanato, comienza su trabajo en la claustrofóbica mansión de los Kavanagh, una familia irlandesa, tan antigua como maldita, que no sólo guarda ciertos secretos, a veces innombrables, sino que, en sus paredes, da cobijo a lo inconfesable. Alice Tendrá que hacer frente a un inquietante destino impuesto por la directora, lleno de temores y malos presagios, personificados en la figura de la banshee. La muerte es una constante amenaza y un amuleto rúnico y una cruz celta, la salvación.

El misterio y sus enigmas, en el momento justo, invita a seguir la narración. Su resultado: un viaje al corazón de lo oculto y del miedo, donde encontramos sucesos y ritos inesperados. Y, al fondo, también la atmósfera neblinosa y ocluida y desolada  de parajes irlandeses. La maldición que rodea a Kavanagh Hall y la mansión en sí misma son los auténticos protagonistas de esta novela, pues son un ente más y no un simple misterio a resolver.


EL PALACIO DE LA NOCHE ETERNA

Un zahro no es un vampiro; no se limita a beber sangre, sino que necesita apoderarse del cuerpo por entero; su leyenda del mal no se creó en el frío feudal de la Europa Oriental sino en la segregación colonialista de África; no recorre paisajes despoblados, sino las calles de una ciudad de hoy, iluminadas por rótulos de neón, y no encontrará sólo la valentía como oponente; sino la solidaridad profundamente humana que nace de la familia, la amistad y la cultura.


Cuando alguien le comunica que Jeremy Mortimer ha regresado a Kensfield, Christopher está necesitado de buenas noticias. Tal como la niebla y el viento del otoño ensombrecen su pequeña ciudad apacible, la desgracia se ceba en su familia: Ha perdido recientemente a sus padres, debe afrontar la grave enfermedad de su hemana Judy, en una casa demasiado grande.  La noticia del regreso de un amigo de la infancia y de su aristocrática familia funciona como un espejismo de dicha, una repentina y cálida vuelta a un tiempo en que Judy y sus padres estaban llenos de vida, y el palacio de los Mortimer era un esplendoroso estallido de riqueza. Pero nada devolverá a Chris los tiempos felices, y el palacio de los Mortimer se ha convertido en un edificio siniestro donde parece que anida el mal. En la pequeña librería donde Christopher trabaja y se refugia por las tardes, sus amigos el librero Dan Higgins y su hija Dorothy comentan lo extraña que resulta de vuelta de Suráfrica de los Mortimer. Como Dani afirma, bajo la riqueza desproporcionada se ocultan a veces las miserias derivadas del abuso de poder. Pero ni siquiera imagina la trascendencia de sus palabras. Sólo Sandor Balász, el extraño huésped que ha alquilado una habitación en casa de Christopher arrojará luz sobre lo inexplicable. Y Chris, ayudado por sus amigos, tendrá que enfrentarse a un peligro real que, sorprendentemente, no tiene nada de humano.

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